Filandia, al igual que buena parte del Quindío, posee la selva húmeda andina, propicia para aprovechar el turismo que llega a esta región del país. A diferencia del turismo comercial, cultural, de playa, o religioso e inclusive de salud, el ecoturismo tiene un realismo mágico que abarca la naturaleza, toda para compartir desde el sonido de los ríos, aves, árboles, insectos y animales, explicó Álvaro Hernando Camargo Bonilla, historiador y experto en el tema de la biodiversidad.
Nos aclaró: “Aunque el ecoturismo está aún en ciernes, es necesario cimentar las posibilidades de uso y clasificar la potencialidad del área”. Al respecto, Camargo dijo que esa dimensión en el distrito de conservación Barbas Bremen tiene una extensión de 9.800 hectáreas, de las cuales 6.000 aproximadamente pertenecen al municipio de Filandia.